Asociacion Alabarda
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El comienzo de la Guerra Civil española en julio de 1936 provocó una auténtica conmoción internacional en un mundo que en mayor o menor medida se debatía en tensiones internas tras la Primera Guerra Mundial y las consecuencias de la gran crisis económica de 1929. Esto se tradujo en una desilusión por los partidos y regímenes democráticos y el auge de dos ideologías totalitarias y excluyentes: comunismo y fascismo.
En septiembre de 1936 la Commintern (organización de partidos comunistas de todo el mundo) reunida en Moscú, tomó la decisión a petición de Stalin de crear algún tipo de unidad para ayudar al ejército republicano. El partido comunista francés fue el encargado de organizar esta unidad de voluntarios siempre bajo la férrea supervisión de Moscú y por eso que desde el primer momento los voluntarios fuesen fundamentalmente afiliados y simpatizantes comunistas, muchos con experiencia militar previa en la anterior guerra mundial.
No fue por tanto ninguna reacción espontánea o popular como se hizo ver durante y después de la Guerra Civil.
Destacar que no todos fueron afiliados comunistas, habiendo simpatizantes de otras ideologías, como trotskistas y anarquistas, los cuales durante su estancia en España fueron siempre relegados y depurados por la organización comunista y muchos muertos en las tensiones internas entre estas ideologías, tal y como recoge George Orwell en sus libros sobre la Guerra Civil.
Los primeros brigadistas llegaron a Albacete en octubre de 1936 y se formaron las primeras brigadas mixtas: XI, XII y XIII, las cuales estaban compuestas casi totalmente por franceses, belgas italianos y alemanes. Estas nacionalidades se integraron por batallones con la misma nacionalidad o idioma para facilitar la comunicación y órdenes. En total se llegaron a formar a lo largo de su participación en la guerra desde la XI a la XV Brigada Internacional, integradas además de por los mencionados anteriormente por británicos, estadounidenses, canadienses y de casi todos los países de Europa.
El reclutamiento se hacía en Paris, hasta donde llegaban los voluntarios y entonces se hacían llegar los datos al gobierno de Madrid y este remitía la documentación necesaria para el viaje de los brigadistas que se hacia por tren llegando a Barcelona. Una vez allí se enviaban a Albacete para su clasificación y proceso de entrenamiento. Se estima que formaron parte de la Brigadas Internacionales unos 35.000 hombres, aunque nunca más de 10.000 en combate.
Los primeros brigadistas tomaron parte de la defensa de Madrid, participando activamente en estos combates y los posteriores en 1937 en el Jarama, donde brigadistas británicos y estadounidenses pararon el intento de tomar Madrid de las tropas italianas de Mussolini.
Después de Guadarrama, participaron en la batalla de Belchite, que dado el descalabro que supuso para las tropas republicanas, desde el gobierno de la Republica se pensó en integrar estas tropas dentro del Ejercito español, pero desde Moscú se negaron y fue suficiente para que siguieran únicamente a las ordenes del partido comunista.
Muy mermadas por las bajas en combate participaron también en la batalla de Teruel donde sumaron otro fracaso y más bajas entre muertos y heridos.
A partir de 1938 debido a la dificultad cada vez mayor de obtener nuevos voluntarios las brigadas fueron complementadas por reclutas españoles, por lo que la cantidad de extranjeros fue mínima en algunas de estas brigadas.
En ese año y a través de la Sociedad de Naciones se abrieron conversaciones para poner fin a la guerra pero no impedió que en Julio con el comienzo de la batalla del Ebro las brigadas participaran como tropas de choque.
En octubre de 1938 y dado el estancamiento de este frente y las numerosas bajas de brigadistas el gobierno de la Republica tomo la decisión de retirarlas y dejar de usarlas, esperando que los gobiernos de Italia y Alemania hiciesen lo mismo con los soldados de esa nacionalidad que apoyaban al régimen de Franco.
El 28 de octubre de 1938 las brigadas internacionales desfilaban por ultima vez por las calles de Barcelona y volvían a sus países de residencia.
La uniformidad usada por los brigadistas durante su estancia en España fue exactamente la misma usada por el ejercito en ese momento, si bien se puede decir que hubo poca uniformidad en ese aspecto, usando los brigadistas prendas de uso civil o todo lo que pudieron encontrar cuando la guerra avanzó y los suministros fueron más deficientes.
Por fotografías se puede observar que muchos oficiales usaban prendas de cuero, tales como tabardos, cazadoras….que eran muy apreciadas, así como el uso de la boina española más que las gorras de plato o el gorrillo cuartelero. El casco, de los diferentes modelos usados durante la guerra, se emplearon únicamente en combate.
Se puede decir que la uniformidad era muy relajada y tampoco había exigencias del mando en cumplir unas normas o estándares.
El sistema de graduación de la Republica si que fue usado por lo menos a nivel de oficiales y jefes en el mismo modo que se usaba en en ejército.
La figura modelada en 70 mm para la Asociación Alabarda en su serie de la Guerra Civil representa a un alférez de las Brigadas Internacionales hacia 1937 con la indumentaria típica descrita anteriormente.
Como es habitual todo empieza con un armazón de alambre de cobre al que se añade la musculatura en la pose elegida.
El siguiente paso es vestir la figura teniendo en cuenta el tipo de prendas que va a usar y por tanto los materiales en que se confeccionaba y su hechura para así saber como serán la caída de las mismas en el cuerpo.
Por ejemplo, los pantalones de aquella época eran amplios y normalmente con raya, por lo que las arrugas de los mismos serían mínimas de pelvis para abajo en una pose relajada como la de la figura.
Todo lo contrario en la chaqueta de cuero, la cual formaría todo tipo de arrugas y formas con el uso continuo.
Agradecer el trabajo de pintura que sobre esta figura ha realizado Juan Francisco Estévez Piriz que como siempre ha conseguido un nivel de calidad altísimo y que realza todo el conjunto.
Antonio Meseguer
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En septiembre de 1936 la Commintern (organización de partidos comunistas de todo el mundo) reunida en Moscú, tomó la decisión a petición de Stalin de crear algún tipo de unidad para ayudar al ejército republicano. El partido comunista francés fue el encargado de organizar esta unidad de voluntarios siempre bajo la férrea supervisión de Moscú y por eso que desde el primer momento los voluntarios fuesen fundamentalmente afiliados y simpatizantes comunistas, muchos con experiencia militar previa en la anterior guerra mundial.
No fue por tanto ninguna reacción espontánea o popular como se hizo ver durante y después de la Guerra Civil.
Destacar que no todos fueron afiliados comunistas, habiendo simpatizantes de otras ideologías, como trotskistas y anarquistas, los cuales durante su estancia en España fueron siempre relegados y depurados por la organización comunista y muchos muertos en las tensiones internas entre estas ideologías, tal y como recoge George Orwell en sus libros sobre la Guerra Civil.
Los primeros brigadistas llegaron a Albacete en octubre de 1936 y se formaron las primeras brigadas mixtas: XI, XII y XIII, las cuales estaban compuestas casi totalmente por franceses, belgas italianos y alemanes. Estas nacionalidades se integraron por batallones con la misma nacionalidad o idioma para facilitar la comunicación y órdenes. En total se llegaron a formar a lo largo de su participación en la guerra desde la XI a la XV Brigada Internacional, integradas además de por los mencionados anteriormente por británicos, estadounidenses, canadienses y de casi todos los países de Europa.
El reclutamiento se hacía en Paris, hasta donde llegaban los voluntarios y entonces se hacían llegar los datos al gobierno de Madrid y este remitía la documentación necesaria para el viaje de los brigadistas que se hacia por tren llegando a Barcelona. Una vez allí se enviaban a Albacete para su clasificación y proceso de entrenamiento. Se estima que formaron parte de la Brigadas Internacionales unos 35.000 hombres, aunque nunca más de 10.000 en combate.
Los primeros brigadistas tomaron parte de la defensa de Madrid, participando activamente en estos combates y los posteriores en 1937 en el Jarama, donde brigadistas británicos y estadounidenses pararon el intento de tomar Madrid de las tropas italianas de Mussolini.
Después de Guadarrama, participaron en la batalla de Belchite, que dado el descalabro que supuso para las tropas republicanas, desde el gobierno de la Republica se pensó en integrar estas tropas dentro del Ejercito español, pero desde Moscú se negaron y fue suficiente para que siguieran únicamente a las ordenes del partido comunista.
Muy mermadas por las bajas en combate participaron también en la batalla de Teruel donde sumaron otro fracaso y más bajas entre muertos y heridos.
A partir de 1938 debido a la dificultad cada vez mayor de obtener nuevos voluntarios las brigadas fueron complementadas por reclutas españoles, por lo que la cantidad de extranjeros fue mínima en algunas de estas brigadas.
En ese año y a través de la Sociedad de Naciones se abrieron conversaciones para poner fin a la guerra pero no impedió que en Julio con el comienzo de la batalla del Ebro las brigadas participaran como tropas de choque.
En octubre de 1938 y dado el estancamiento de este frente y las numerosas bajas de brigadistas el gobierno de la Republica tomo la decisión de retirarlas y dejar de usarlas, esperando que los gobiernos de Italia y Alemania hiciesen lo mismo con los soldados de esa nacionalidad que apoyaban al régimen de Franco.
El 28 de octubre de 1938 las brigadas internacionales desfilaban por ultima vez por las calles de Barcelona y volvían a sus países de residencia.
La uniformidad usada por los brigadistas durante su estancia en España fue exactamente la misma usada por el ejercito en ese momento, si bien se puede decir que hubo poca uniformidad en ese aspecto, usando los brigadistas prendas de uso civil o todo lo que pudieron encontrar cuando la guerra avanzó y los suministros fueron más deficientes.
Uniformes Militares en la Guerra Civil española. José María Bueno
Por fotografías se puede observar que muchos oficiales usaban prendas de cuero, tales como tabardos, cazadoras….que eran muy apreciadas, así como el uso de la boina española más que las gorras de plato o el gorrillo cuartelero. El casco, de los diferentes modelos usados durante la guerra, se emplearon únicamente en combate.
Se puede decir que la uniformidad era muy relajada y tampoco había exigencias del mando en cumplir unas normas o estándares.
El sistema de graduación de la Republica si que fue usado por lo menos a nivel de oficiales y jefes en el mismo modo que se usaba en en ejército.
La figura modelada en 70 mm para la Asociación Alabarda en su serie de la Guerra Civil representa a un alférez de las Brigadas Internacionales hacia 1937 con la indumentaria típica descrita anteriormente.
Como es habitual todo empieza con un armazón de alambre de cobre al que se añade la musculatura en la pose elegida.
El siguiente paso es vestir la figura teniendo en cuenta el tipo de prendas que va a usar y por tanto los materiales en que se confeccionaba y su hechura para así saber como serán la caída de las mismas en el cuerpo.
Por ejemplo, los pantalones de aquella época eran amplios y normalmente con raya, por lo que las arrugas de los mismos serían mínimas de pelvis para abajo en una pose relajada como la de la figura.
Todo lo contrario en la chaqueta de cuero, la cual formaría todo tipo de arrugas y formas con el uso continuo.
Agradecer el trabajo de pintura que sobre esta figura ha realizado Juan Francisco Estévez Piriz que como siempre ha conseguido un nivel de calidad altísimo y que realza todo el conjunto.
Antonio Meseguer
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