Asociacion Alabarda
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La Guerra Chica, también conocida como «Primera Guerra del Rif» o «Guerra de Margallo», se iniciaría en octubre de 1893, cuando Melilla fue atacada por los kabileños que se oponían a la construcción entre los años 1885 al 1893 de los fuertes de Rostrogordo y Cabrerizas Altas en las cercanías del cementerio musulmán de Sidi Guariach, cerca de un morabito, un lugar sagrado para los musulmanes de la zona.
Cementerio Sidi Guariach
El general Juan García-Margallo y García, fue un distinguido militar español nacido el 12 de julio de 1839 en Montánchez, Cáceres. Ingresó en el Ejército como cadete en 1855 y ascendió a segundo teniente en 1858, siendo su primer destino el Regimiento de la Reina nº 2 en Madrid, aunque al poco tiempo marchó al Batallón de cazadores de Figueras en Ceuta, donde destacó en la Guerra de África de 1860 obteniendo así su primera Cruz de San Fernando por su valentía y determinación. Con su regreso a la península, alterna periodos de relativa tranquilidad con revueltas y algaradas donde obtiene méritos y condecoraciones para su brillante historial militar. En el transcurso de la tercera Guerra Carlista obtiene tres ascensos y numerosas condecoraciones y finalizada esta logró ascender al empleo de general de brigada.
General-Margallo
En septiembre de 1891, Margallo asumió el cargo de gobernador militar de Melilla. Esta posición estratégica en el norte de África, le colocó en el centro de un conflicto que marcaría su legado.
Todo comenzó cuando el general decidió reforzar las defensas de Melilla construyendo un fuerte que, aunque estaba emplazado en territorio español, se encontraba muy cercano a la mezquita y el cementerio de Sidi Guariach que según el tratado de Wad Ras de 1860 eran también territorio español. A ello se opusieron los rifeños de las cabilas próximas, hostigando a los trabajadores a los que ocasionaron algunas bajas. El gobierno español reaccionó de inmediato ante la inminencia de un conflicto armado, exigiendo una postura firme en defensa de la plaza. A pesar de estas circunstancias, Margallo demostró una disposición al diálogo y se reunió en varias ocasiones con los qaides alzados sin lograr llegar a un acuerdo.
Fortificación 1893 Sidi Guariach
Los hostigamientos de las cabilas prosiguen y en represalia por esas acciones es bombardeada la zona y alcanzada la mezquita, situación que derivó en una “guerra santa”, que obligó a replegarse a las tropas y ocupar posiciones dentro de la zona española. El dos de Octubre la compañía de Ingenieros fue de nuevo acometida por unos cuatro mil cabileños haciendo inevitable un conflicto para liberar a los cuarenta y dos hombres integrantes de la misma, produciéndose combates de inusitada dureza. Ante el ataque al Fuerte de Cabrerizas, Margallo se dirigió con un reducido número de hombres para reestablecer la situación.
Fuerte de Cabrerizas Altas
En la Plaza de Melilla, el Coronel Caselles, en ausencia del general Margallo ya cercado en Cabrerizas Altas preparó un convoy de ayuda y socorro que salió de la ciudad al día siguiente, a primera hora de la mañana. Consiguió llegar, sin apenas bajas, hasta la posición de Cabrerizas Bajas pero, a partir de ahí, sufrió un fuerte ataque de los cabileños. Desde el fuerte, el General Margallo consideró que debería realizar alguna acción ofensiva que facilitara el acceso del convoy. Intentó forzar una salida sin conseguirlo, pero cuando vio que las fuerzas de socorro se acercaban combatiendo duramente ordenó sacar un par de cañones a las puertas del fuerte, se puso al frente de las secciones de apoyo de los regimientos de Borbón y de Extremadura que entablaron un furioso combate con los sitiadores y desde primera línea de fuego con su faja roja puesta, recibió una bala en la frente muriendo en el acto.
Su muerte enardeció a los españoles; todos reclamaban venganza y culpaban al Gobierno por su desidia al no proveer de fuerzas militares adecuadas a la conflictividad de la zona. El viaje del féretro en ferrocarril, desde Málaga hasta Madrid constituyó una explosión de afecto y cariño.
Hasta aquí el resumen de la biografía militar del general García Margallo: siete ascensos por méritos de guerra, once condecoraciones militares y una mención honorífica por su actuación en el campo de batalla y la declaración de “benemérito de la patria”.
Traslado féretro General Margallo
Y de nuevo aprovechando la fuente inagotable de inspiración que supone la obra del pintor Augusto Ferrer Dalmau, un grupo de socios nos embarcamos en este proyecto que mostramos a continuación.
Augusto Ferrer-Dalmau: La guerra de Margallo
– ooOoo –
La escena
El modelado de las piezas corrió a cargo de Waldo Oses y de Miguel Ángel Pérez
La escena modelada completamente:
El trabajo de pintura nos lo repartimos entre Miguel Ángel García, Paco Ruiz y yo mismo.
El resultado final de la escena:
Miguel Angel Pérez Rubio.
La entrada La Guerra de Margallo, 1893 se publicó primero en Alabarda WEB.
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El general Juan García-Margallo y García, fue un distinguido militar español nacido el 12 de julio de 1839 en Montánchez, Cáceres. Ingresó en el Ejército como cadete en 1855 y ascendió a segundo teniente en 1858, siendo su primer destino el Regimiento de la Reina nº 2 en Madrid, aunque al poco tiempo marchó al Batallón de cazadores de Figueras en Ceuta, donde destacó en la Guerra de África de 1860 obteniendo así su primera Cruz de San Fernando por su valentía y determinación. Con su regreso a la península, alterna periodos de relativa tranquilidad con revueltas y algaradas donde obtiene méritos y condecoraciones para su brillante historial militar. En el transcurso de la tercera Guerra Carlista obtiene tres ascensos y numerosas condecoraciones y finalizada esta logró ascender al empleo de general de brigada.
En septiembre de 1891, Margallo asumió el cargo de gobernador militar de Melilla. Esta posición estratégica en el norte de África, le colocó en el centro de un conflicto que marcaría su legado.
Todo comenzó cuando el general decidió reforzar las defensas de Melilla construyendo un fuerte que, aunque estaba emplazado en territorio español, se encontraba muy cercano a la mezquita y el cementerio de Sidi Guariach que según el tratado de Wad Ras de 1860 eran también territorio español. A ello se opusieron los rifeños de las cabilas próximas, hostigando a los trabajadores a los que ocasionaron algunas bajas. El gobierno español reaccionó de inmediato ante la inminencia de un conflicto armado, exigiendo una postura firme en defensa de la plaza. A pesar de estas circunstancias, Margallo demostró una disposición al diálogo y se reunió en varias ocasiones con los qaides alzados sin lograr llegar a un acuerdo.
Los hostigamientos de las cabilas prosiguen y en represalia por esas acciones es bombardeada la zona y alcanzada la mezquita, situación que derivó en una “guerra santa”, que obligó a replegarse a las tropas y ocupar posiciones dentro de la zona española. El dos de Octubre la compañía de Ingenieros fue de nuevo acometida por unos cuatro mil cabileños haciendo inevitable un conflicto para liberar a los cuarenta y dos hombres integrantes de la misma, produciéndose combates de inusitada dureza. Ante el ataque al Fuerte de Cabrerizas, Margallo se dirigió con un reducido número de hombres para reestablecer la situación.
En la Plaza de Melilla, el Coronel Caselles, en ausencia del general Margallo ya cercado en Cabrerizas Altas preparó un convoy de ayuda y socorro que salió de la ciudad al día siguiente, a primera hora de la mañana. Consiguió llegar, sin apenas bajas, hasta la posición de Cabrerizas Bajas pero, a partir de ahí, sufrió un fuerte ataque de los cabileños. Desde el fuerte, el General Margallo consideró que debería realizar alguna acción ofensiva que facilitara el acceso del convoy. Intentó forzar una salida sin conseguirlo, pero cuando vio que las fuerzas de socorro se acercaban combatiendo duramente ordenó sacar un par de cañones a las puertas del fuerte, se puso al frente de las secciones de apoyo de los regimientos de Borbón y de Extremadura que entablaron un furioso combate con los sitiadores y desde primera línea de fuego con su faja roja puesta, recibió una bala en la frente muriendo en el acto.
Su muerte enardeció a los españoles; todos reclamaban venganza y culpaban al Gobierno por su desidia al no proveer de fuerzas militares adecuadas a la conflictividad de la zona. El viaje del féretro en ferrocarril, desde Málaga hasta Madrid constituyó una explosión de afecto y cariño.
Hasta aquí el resumen de la biografía militar del general García Margallo: siete ascensos por méritos de guerra, once condecoraciones militares y una mención honorífica por su actuación en el campo de batalla y la declaración de “benemérito de la patria”.
Y de nuevo aprovechando la fuente inagotable de inspiración que supone la obra del pintor Augusto Ferrer Dalmau, un grupo de socios nos embarcamos en este proyecto que mostramos a continuación.
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La escena
El modelado de las piezas corrió a cargo de Waldo Oses y de Miguel Ángel Pérez
La escena modelada completamente:
El trabajo de pintura nos lo repartimos entre Miguel Ángel García, Paco Ruiz y yo mismo.
El resultado final de la escena:
Miguel Angel Pérez Rubio.
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