Asociacion Alabarda
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- Jan 25, 2011
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Conclusiones
El Contexto Histórico
En Igueriben se intensifica el ataque de los rifeños. Los españoles parecen derrotados, se ofrece la rendición en varias ocasiones, es rechazada con gritos de ¡Viva España!
La ayuda de la aguada no es suficiente; por desgracia, muchas barricas han sido agujereadas durante el camino y mucha agua se ha derramado. El capitán Joaquín Cebollino ha realizado un esfuerzo sobre humano con sus hombres para abastecer Igueriben pero es insuficiente. El preciado líquido que ha llegado es muy escaso y la sed, sigue siendo implacable.
La poca protección que proporcionaban las tiendas del abrasador sol ya es historia, después de recibir tantos impactos son meros jirones de tela.
No hay tiempo para enterrar a los muertos y el calor hace que el hedor de los cadáveres de hombres y animales empeore la situación.
Se beben lo que pueden, el jugo de las conservas, exprimen los pocos víveres que les quedan para extraer el líquido que puedan aportar, beben incluso la tinta, la colonia y en su desesperación llegan a ingerir orina echándole azúcar para mitigar el sabor.
El comandante Benítez dirige sin descanso la defensa. No para, parece estar en todos sitios. Dá órdenes, arenga y anima constantemente a su tropa, contagia su entusiasmo y eleva la moral de sus soldados que depositan una fe ciega en él y en lo que representa. Benítez sentencia con una frase que quedará para la historia:
“Los de Igueriben mueren, pero no se rinden”
Se intenta otra aguada, los soldados españoles avanzan con gran dificultad por los estrechos desfiladeros y son un blanco perfecto para los tiradores enemigos, que disparan a placer protegidos agazapados tras rocas y riscos abruptos.
El nuevo intento de auxilio resulta fallido, mientras tanto se recrudece el ataque. Los cabileños se lanzan en masa contra la posición.
Viendo la imposibilidad de continuar con la defensa se organiza una columna de retirada hacia Annual. Casi todos los oficiales quedan en la posición para proteger la desesperada salida de la tropa. Benítez escribe a Silvestre:
“Nunca esperé de V. E. recibir orden de evacuar esta posición, pero cumpliendo lo que me ordena, en este momento, y como la tropa nada tiene que ver con los errores cometidos por el mando, dispongo que empiece la retirada, cubriéndola y protegiéndola debidamente pues la oficialidad que integra esta posición conscientes de su deber, sabremos morir como mueren los oficiales españoles”.
Los españoles no se rinden, se luchará hasta el final. Benítez, bajo una lluvia de proyectiles, dirige la última arenga a sus hombres:
“Vamos a abandonar este corralito que hemos defendido como héroes por la falta de víveres y municiones; llorad por vuestros hermanos que dejáis sin sepultura, ahora vamos a seguir defendiéndonos con las pocas municiones que nos quedan y terminadas estas emplead la bayoneta; yo, hijos míos, os seguiré mandando como hasta aquí he hecho”.
El comandante Benítez es el último en salir de la posición y muere protegiendo la retirada de sus hombres. En 1925, a título póstumo, por su valor y sacrificio demostrado en el Riff, Benítez recibe la más prestigiosa condecoración militar española, la Cruz Laureada de San Fernando.
La evacuación se convierte en masacre. En condiciones precarias, muy pocos supervivientes llegan a Annual, totalmente extenuados física y mentalmente.
El teniente Luis Casado es el único oficial superviviente y, unos años después escribe un libro relatando lo sucedido en Igueriben.
Entre los oficiales fallecidos defendiendo la retirada del día 21 de julio o en la aguada del 17 además del ya nombrado Julio Benítez están el alférez Enrique Ruiz, el teniente Ernesto Nougués o el capitán Federico de la Paz.
El resto de los que allí quedan insepultos son soldados de levas, reclutas muy jóvenes y sin casi formación militar que salieron de sus pueblos hacia una guerra que no entendían y en un lugar que ni siquiera sabían ubicar.
El cuadro
En el desastre de Annual, a pesar del gran fracaso que fue para nuestro ejército, se dieron hechos gloriosos que merecen ser recordados y eso es lo que ha querido representar Ferrer-Dalmau, al inmortalizar uno de estos hechos.
Las levas de Igueriben pone el foco en el doloroso esfuerzo de hombres y mulas de la aguada y en la heroica defensa de la posición y, sobre todo, rinde homenaje a todos esos héroes anónimos que son los soldados de reemplazo.
Con su magnífica narrativa pictórica nos sumerge en el pasado. Observando el cuadro sentimos abrasarnos por el sofocante calor del Sol en el verano Marroquí, vemos la calima que todo lo envuelve y, también a nosotros, nos seca la garganta y nos parece masticar el acre sabor de la tierra reseca. Vemos el lento avance, paso a paso, tirando de los animales, pendiente arriba, un paso más, un último esfuerzo, hay que llegar, los compañeros y amigos caen heridos por los impactos de proyectiles, necesitan ayuda, pero hay que llevar el agua, las barricas la están perdiendo por los agujeros de los balazos, es nuestro principal objetivo, lo conseguiremos, …
Si nos fijamos más detenidamente, con atención, las sensaciones que transmite son intensas, pero ni nos podemos llegar a imaginar lo que sufrieron aquellos hombres que, con abnegación, dignidad y orgullo, por defender sus principios lo dieron todo, su vida.
Augusto Ferrer Dalmau
La Miniatura
Poco más queda por hacer, la pieza está prácticamente terminada.
Terminamos la cerca que rodea el parapeto con sus postes y su alambrada.
Una vez colocadas las figuras pasamos a “ensuciarlas” para integrarlas con el terreno y que presenten ese aspecto de uniforme gastado, lleno del polvo del camino y quemado por el Sol.
En las barricas fabricamos los chorros de agua que salen y trabajamos los charcos que van dejando en el suelo.
Arreglamos algunos correajes, bridas, etc y algún que otro desperfecto, además de dar toques de pintura en las zonas en las que se haya podido ir debido a la manipulación.
Y con algún retoque más aquí y allá, damos por finalizado este trabajo en equipo del que hemos quedado francamente muy satisfechos.
Alejandro Labourdette
La entrada Las levas heroicas de Igueriben. 1921 (3/3) se publicó primero en Alabarda WEB.
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El Contexto Histórico
En Igueriben se intensifica el ataque de los rifeños. Los españoles parecen derrotados, se ofrece la rendición en varias ocasiones, es rechazada con gritos de ¡Viva España!
La ayuda de la aguada no es suficiente; por desgracia, muchas barricas han sido agujereadas durante el camino y mucha agua se ha derramado. El capitán Joaquín Cebollino ha realizado un esfuerzo sobre humano con sus hombres para abastecer Igueriben pero es insuficiente. El preciado líquido que ha llegado es muy escaso y la sed, sigue siendo implacable.
La poca protección que proporcionaban las tiendas del abrasador sol ya es historia, después de recibir tantos impactos son meros jirones de tela.
No hay tiempo para enterrar a los muertos y el calor hace que el hedor de los cadáveres de hombres y animales empeore la situación.
Se beben lo que pueden, el jugo de las conservas, exprimen los pocos víveres que les quedan para extraer el líquido que puedan aportar, beben incluso la tinta, la colonia y en su desesperación llegan a ingerir orina echándole azúcar para mitigar el sabor.
El comandante Benítez dirige sin descanso la defensa. No para, parece estar en todos sitios. Dá órdenes, arenga y anima constantemente a su tropa, contagia su entusiasmo y eleva la moral de sus soldados que depositan una fe ciega en él y en lo que representa. Benítez sentencia con una frase que quedará para la historia:
“Los de Igueriben mueren, pero no se rinden”
Se intenta otra aguada, los soldados españoles avanzan con gran dificultad por los estrechos desfiladeros y son un blanco perfecto para los tiradores enemigos, que disparan a placer protegidos agazapados tras rocas y riscos abruptos.
El nuevo intento de auxilio resulta fallido, mientras tanto se recrudece el ataque. Los cabileños se lanzan en masa contra la posición.
Viendo la imposibilidad de continuar con la defensa se organiza una columna de retirada hacia Annual. Casi todos los oficiales quedan en la posición para proteger la desesperada salida de la tropa. Benítez escribe a Silvestre:
“Nunca esperé de V. E. recibir orden de evacuar esta posición, pero cumpliendo lo que me ordena, en este momento, y como la tropa nada tiene que ver con los errores cometidos por el mando, dispongo que empiece la retirada, cubriéndola y protegiéndola debidamente pues la oficialidad que integra esta posición conscientes de su deber, sabremos morir como mueren los oficiales españoles”.
Los españoles no se rinden, se luchará hasta el final. Benítez, bajo una lluvia de proyectiles, dirige la última arenga a sus hombres:
“Vamos a abandonar este corralito que hemos defendido como héroes por la falta de víveres y municiones; llorad por vuestros hermanos que dejáis sin sepultura, ahora vamos a seguir defendiéndonos con las pocas municiones que nos quedan y terminadas estas emplead la bayoneta; yo, hijos míos, os seguiré mandando como hasta aquí he hecho”.
El comandante Benítez es el último en salir de la posición y muere protegiendo la retirada de sus hombres. En 1925, a título póstumo, por su valor y sacrificio demostrado en el Riff, Benítez recibe la más prestigiosa condecoración militar española, la Cruz Laureada de San Fernando.
La evacuación se convierte en masacre. En condiciones precarias, muy pocos supervivientes llegan a Annual, totalmente extenuados física y mentalmente.
El teniente Luis Casado es el único oficial superviviente y, unos años después escribe un libro relatando lo sucedido en Igueriben.
Entre los oficiales fallecidos defendiendo la retirada del día 21 de julio o en la aguada del 17 además del ya nombrado Julio Benítez están el alférez Enrique Ruiz, el teniente Ernesto Nougués o el capitán Federico de la Paz.
El resto de los que allí quedan insepultos son soldados de levas, reclutas muy jóvenes y sin casi formación militar que salieron de sus pueblos hacia una guerra que no entendían y en un lugar que ni siquiera sabían ubicar.
El cuadro
En el desastre de Annual, a pesar del gran fracaso que fue para nuestro ejército, se dieron hechos gloriosos que merecen ser recordados y eso es lo que ha querido representar Ferrer-Dalmau, al inmortalizar uno de estos hechos.
Las levas de Igueriben pone el foco en el doloroso esfuerzo de hombres y mulas de la aguada y en la heroica defensa de la posición y, sobre todo, rinde homenaje a todos esos héroes anónimos que son los soldados de reemplazo.
Con su magnífica narrativa pictórica nos sumerge en el pasado. Observando el cuadro sentimos abrasarnos por el sofocante calor del Sol en el verano Marroquí, vemos la calima que todo lo envuelve y, también a nosotros, nos seca la garganta y nos parece masticar el acre sabor de la tierra reseca. Vemos el lento avance, paso a paso, tirando de los animales, pendiente arriba, un paso más, un último esfuerzo, hay que llegar, los compañeros y amigos caen heridos por los impactos de proyectiles, necesitan ayuda, pero hay que llevar el agua, las barricas la están perdiendo por los agujeros de los balazos, es nuestro principal objetivo, lo conseguiremos, …
Si nos fijamos más detenidamente, con atención, las sensaciones que transmite son intensas, pero ni nos podemos llegar a imaginar lo que sufrieron aquellos hombres que, con abnegación, dignidad y orgullo, por defender sus principios lo dieron todo, su vida.
La Miniatura
Poco más queda por hacer, la pieza está prácticamente terminada.
Terminamos la cerca que rodea el parapeto con sus postes y su alambrada.
Una vez colocadas las figuras pasamos a “ensuciarlas” para integrarlas con el terreno y que presenten ese aspecto de uniforme gastado, lleno del polvo del camino y quemado por el Sol.
En las barricas fabricamos los chorros de agua que salen y trabajamos los charcos que van dejando en el suelo.
Arreglamos algunos correajes, bridas, etc y algún que otro desperfecto, además de dar toques de pintura en las zonas en las que se haya podido ir debido a la manipulación.
Y con algún retoque más aquí y allá, damos por finalizado este trabajo en equipo del que hemos quedado francamente muy satisfechos.
Alejandro Labourdette
La entrada Las levas heroicas de Igueriben. 1921 (3/3) se publicó primero en Alabarda WEB.
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