Asociacion Alabarda
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El final del año 1937 no podía presentarse peor para el Gobierno Republicano. Durante el verano no sólo habían caído en manos del Ejército Nacional Vizcaya, Santander y Asturias, sino que además habían fracasado las ofensivas de Brunete y Belchite, en las que habían quedado presentes las carencias de todo tipo para desencadenar una ofensiva competente.
En ese momento el Ejército Nacional planeaba una terminación rápida de la guerra mediante un ataque definitivo a Madrid y la ocupación de la capital, por lo que se desplazaron al frente de Madrid tropas y material destinado a desencadenar la ofensiva final.
Conscientes los mandos republicanos de lo que las fuerzas nacionales estaban preparando y conocedores de sus propias debilidades, intentaron montar un plan para trastocar estas intenciones. Debían atacar al enemigo en un segundo frente, este debía ser un punto débil, con celeridad y sin excesiva fuerza. Con esto se pretendía que Franco desplazara parte de las tropas con que pensaba atacar Madrid pero que a la vez el desplazamiento no fuera tan masivo como para poner en peligro el éxito de la ofensiva republicana. Se propuso Teruel, una ciudad aragonesa en manos del ejército nacional, mal defendida que formaba un saliente en territorio republicano.
Se movilizaron catorce divisiones, aunque sólo nueve estaban preparadas para llevar adelante una acción de este tipo, en total unos 40.000 hombres (muchos nuevos reclutas, bisoños y con poca preparación), artillería recientemente adquirida y nuevos blindados.
Dado que era sabido que Franco iba a atacar Madrid el 18 de diciembre de 1937, se decidió que la ofensiva de Teruel comenzara una semana antes, pero como siempre el desorden y el más absoluto caos existente en la retaguardia republicana provocó el mal comienzo de la operación, ya que había convocada una huelga de maquinistas para la fecha prevista y la ofensiva se retrasó cuatro días, comenzando el día 15 y sin preparación artillera.
El avance republicano fue rápido y el día 25 se había ocupado la practica totalidad de la ciudad de Teruel y localidades de alrededor. En esa fecha, en la ciudad sólo resistían dos grupos del ejército nacional centrados en el Gobierno Civil y el Seminario. La situación de los defensores era crítica ya que a la escasez de munición y alimentos se sumaba la gran cantidad de civiles a los que tenían que proteger en dichas instalaciones y alrededor de las mismas.
Franco reaccionó inmediatamente, enviando unidades para liberar la ciudad del ataque republicano a la vez que sorprendentemente, el mando republicano daba por concluida la batalla y procedía a retirar a las unidades más veteranas y curtidas en combate, dejando un frente muy amplio y defendido por unidades bisoñas.
El día 28 de diciembre, Franco lanzó la contraofensiva por Teruel, destrozando con las unidades de choque de Falange y el ejército marroquí a las Brigadas Populares y Divisiones que defendían la zona ganada unos días antes.
Las tropas nacionales se acercaban cada vez más a la ciudad de Teruel, las fuerzas republicanas apostadas en la ciudad abandonaron la misma y los defensores celebraron su pronto auxilio, se preveía que a finales de año, la ciudad estaría liberada.
Sin embargo aquella posibilidad se vio frustrada por una reacción a la desesperada de algunas fuerzas.
En medio de una gran nevada y de un frio especialmente crudo, los anarquistas de la 25 División se dirigieron hacia Teruel desde Alfambra y volvieron a ocuparla cuatro horas más tarde, comenzando el 1º de enero de 1938 de nuevo el ataque. Las fuerzas nacionales se vieron imposibilitados de continuar el avance y las tropas republicanas en Teruel se pusieron a la tarea de acabar con la resistencia en la ciudad, por lo que casa por casa y cuerpo a cuerpo comenzó una cruel lucha agravada por el intenso frio, con temperaturas de hasta 20 grados bajo cero.
El 5 de enero se rendía la guarnición nacional en Teruel, pasando a convertirse así en la única ciudad conquistada por el bando republicano durante la Guerra Civil. El mando republicano hizo una reestructuración de sus unidades, volviendo de nuevo a retirar unidades veteranas en la idea de que Franco no arriesgaría sus tropas en un intento de recuperar una ciudad de tan escaso valor estratégico como Teruel.
Este razonamiento del mando republicano se reveló como un error fatal, ya que no tenía en cuenta la particular psicología de Franco y el deshonor que suponía dejar perder una ciudad aún a pesar del poco valor estratégico que tuviese.
Así el 17 de enero se producía de nuevo el contraataque por parte del Ejército nacional contando con cuatro divisiones de Infantería, artillería y la inestimable labor de la aviación italiana y alemana de la Legión Condor.
Durante el mes de enero se produjeron violentos ataques y contraataques por ambas partes en las que se probó la lucha de desgaste sin conseguir avances significativos. El mando nacional entonces optó por consolidar su avance a través de la conquista del rio Alfambra, lo cual se produjo el 7 de febrero (mediante una carga de 3.500 jinetes de caballería) dándole así el dominio absoluto a la hora de entrar en la ciudad.
La reconquista de Teruel comenzó el 10 de Febrero y la desproporción de fuerzas se hizo evidente bien pronto. Cada soldado republicano debía enfrentarse a seis nacionales y la diferencia en armamento era mayor. El día 21 las fuerzas republicanas de Teruel comenzaron a retirarse de la ciudad para no verse cercadas y el 22 de febrero las tropas nacionales entraban de nuevo a la ciudad.
Durante estos dos meses de lucha sin cuartel, ambos bandos combatieron con temperaturas bajo cero la mayor parte de los días poniendo a prueba la sanidad militar en lo referente a tratar heridas provocadas por congelación y cuya valiosa experiencia sirvió unos años después para enfrentarse a un frio similar en Rusia con la División Azul.
Aún a pesar de que pueda sorprender, el ejército español de aquella época no tenía un abrigo como tal reglamentado en su cartilla de uniformidad. Después de la supresión de los abrigos azules usados durante la época de Alfonso XII y Alfonso XIII, sólo el capote manta en color caqui verdoso podría dar algo de protección ante el frio invernal, que en el caso de los combates en Teruel se hizo evidente que era más que insuficiente.
Por lo tanto la tropa en esa situación se tuvo que hacer con abrigos de uso civil y los oficiales por mandar confeccionar abrigos de mejor calidad, en la mayoría de los casos a su gusto personal y sin seguir patrón de uniformidad alguno.
Los pasamontañas, los guantes, los calcetines de lana y demás prendas que aislaran del frio se hicieron asimismo imprescindibles para este tipo de combates y en muchos casos se vio como la mala protección llevaba a congelaciones de extremidades que sólo se podían solucionar con la amputación.
Las dos nuevas figuras que forman esta serie que la Asociación Alabarda está haciendo sobre los combatientes de la Guerra Civil están dedicados a los soldados que formaron parte del Ejercito republicano en Teruel.
El que esta vez sean dos figuras en vez de una, se debe fundamentalmente a un error de interpretación por mi parte, ya que cuando me puse a modelar la figura de esta Serie no leí las opiniones que los socios de Alabarda hicieron sobre cómo debía ser la figura definitiva y me dejé llevar por las posibilidades que se comentaron al principio sobre hacer un soldado bien abrigado y comiendo de una lata de sardinas.
Cuando me di cuenta del error y que esta no era la figura que se había elegido, estaba casi terminada y no era una opción tirarla a la papelera, por lo que se decidió que formaría parte de la Serie como una edición especial dentro del año que la Asociación cumplía su XX aniversario.
La figura del soldado avanzando con el pasamontañas sería por así decir la opción correcta para esta Serie y la otra es un extra. Lo curioso, es que al final sin buscarlo, ambas pueden interactuar perfectamente variando la colocación de prendas y accesorios.
Como es habitual están modeladas a partir de sendos esqueletos de alambre de cobre en tamaño de 70 mm usando masilla epoxídica Epofer. Las armas son copias en metal de un Mauser modelado en esa escala y que evita tener que repetir este detalle en cada figura.
Como es habitual, dar las gracias a José Francisco Estévez Piriz por su magnífico trabajo en la pintura de la figura y que tan bien ha reflejado las duras condiciones de aquel invierno de 1937-1938.
Un saludo
Antonio Meseguer
La entrada Soldado republicano. Frente de Teruel 1937 se publicó primero en Alabarda WEB.
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En ese momento el Ejército Nacional planeaba una terminación rápida de la guerra mediante un ataque definitivo a Madrid y la ocupación de la capital, por lo que se desplazaron al frente de Madrid tropas y material destinado a desencadenar la ofensiva final.
Conscientes los mandos republicanos de lo que las fuerzas nacionales estaban preparando y conocedores de sus propias debilidades, intentaron montar un plan para trastocar estas intenciones. Debían atacar al enemigo en un segundo frente, este debía ser un punto débil, con celeridad y sin excesiva fuerza. Con esto se pretendía que Franco desplazara parte de las tropas con que pensaba atacar Madrid pero que a la vez el desplazamiento no fuera tan masivo como para poner en peligro el éxito de la ofensiva republicana. Se propuso Teruel, una ciudad aragonesa en manos del ejército nacional, mal defendida que formaba un saliente en territorio republicano.
Se movilizaron catorce divisiones, aunque sólo nueve estaban preparadas para llevar adelante una acción de este tipo, en total unos 40.000 hombres (muchos nuevos reclutas, bisoños y con poca preparación), artillería recientemente adquirida y nuevos blindados.
Dado que era sabido que Franco iba a atacar Madrid el 18 de diciembre de 1937, se decidió que la ofensiva de Teruel comenzara una semana antes, pero como siempre el desorden y el más absoluto caos existente en la retaguardia republicana provocó el mal comienzo de la operación, ya que había convocada una huelga de maquinistas para la fecha prevista y la ofensiva se retrasó cuatro días, comenzando el día 15 y sin preparación artillera.
El avance republicano fue rápido y el día 25 se había ocupado la practica totalidad de la ciudad de Teruel y localidades de alrededor. En esa fecha, en la ciudad sólo resistían dos grupos del ejército nacional centrados en el Gobierno Civil y el Seminario. La situación de los defensores era crítica ya que a la escasez de munición y alimentos se sumaba la gran cantidad de civiles a los que tenían que proteger en dichas instalaciones y alrededor de las mismas.
Franco reaccionó inmediatamente, enviando unidades para liberar la ciudad del ataque republicano a la vez que sorprendentemente, el mando republicano daba por concluida la batalla y procedía a retirar a las unidades más veteranas y curtidas en combate, dejando un frente muy amplio y defendido por unidades bisoñas.
El día 28 de diciembre, Franco lanzó la contraofensiva por Teruel, destrozando con las unidades de choque de Falange y el ejército marroquí a las Brigadas Populares y Divisiones que defendían la zona ganada unos días antes.
Las tropas nacionales se acercaban cada vez más a la ciudad de Teruel, las fuerzas republicanas apostadas en la ciudad abandonaron la misma y los defensores celebraron su pronto auxilio, se preveía que a finales de año, la ciudad estaría liberada.
Sin embargo aquella posibilidad se vio frustrada por una reacción a la desesperada de algunas fuerzas.
En medio de una gran nevada y de un frio especialmente crudo, los anarquistas de la 25 División se dirigieron hacia Teruel desde Alfambra y volvieron a ocuparla cuatro horas más tarde, comenzando el 1º de enero de 1938 de nuevo el ataque. Las fuerzas nacionales se vieron imposibilitados de continuar el avance y las tropas republicanas en Teruel se pusieron a la tarea de acabar con la resistencia en la ciudad, por lo que casa por casa y cuerpo a cuerpo comenzó una cruel lucha agravada por el intenso frio, con temperaturas de hasta 20 grados bajo cero.
El 5 de enero se rendía la guarnición nacional en Teruel, pasando a convertirse así en la única ciudad conquistada por el bando republicano durante la Guerra Civil. El mando republicano hizo una reestructuración de sus unidades, volviendo de nuevo a retirar unidades veteranas en la idea de que Franco no arriesgaría sus tropas en un intento de recuperar una ciudad de tan escaso valor estratégico como Teruel.
Este razonamiento del mando republicano se reveló como un error fatal, ya que no tenía en cuenta la particular psicología de Franco y el deshonor que suponía dejar perder una ciudad aún a pesar del poco valor estratégico que tuviese.
Así el 17 de enero se producía de nuevo el contraataque por parte del Ejército nacional contando con cuatro divisiones de Infantería, artillería y la inestimable labor de la aviación italiana y alemana de la Legión Condor.
Durante el mes de enero se produjeron violentos ataques y contraataques por ambas partes en las que se probó la lucha de desgaste sin conseguir avances significativos. El mando nacional entonces optó por consolidar su avance a través de la conquista del rio Alfambra, lo cual se produjo el 7 de febrero (mediante una carga de 3.500 jinetes de caballería) dándole así el dominio absoluto a la hora de entrar en la ciudad.
La reconquista de Teruel comenzó el 10 de Febrero y la desproporción de fuerzas se hizo evidente bien pronto. Cada soldado republicano debía enfrentarse a seis nacionales y la diferencia en armamento era mayor. El día 21 las fuerzas republicanas de Teruel comenzaron a retirarse de la ciudad para no verse cercadas y el 22 de febrero las tropas nacionales entraban de nuevo a la ciudad.
Durante estos dos meses de lucha sin cuartel, ambos bandos combatieron con temperaturas bajo cero la mayor parte de los días poniendo a prueba la sanidad militar en lo referente a tratar heridas provocadas por congelación y cuya valiosa experiencia sirvió unos años después para enfrentarse a un frio similar en Rusia con la División Azul.
Aún a pesar de que pueda sorprender, el ejército español de aquella época no tenía un abrigo como tal reglamentado en su cartilla de uniformidad. Después de la supresión de los abrigos azules usados durante la época de Alfonso XII y Alfonso XIII, sólo el capote manta en color caqui verdoso podría dar algo de protección ante el frio invernal, que en el caso de los combates en Teruel se hizo evidente que era más que insuficiente.
Por lo tanto la tropa en esa situación se tuvo que hacer con abrigos de uso civil y los oficiales por mandar confeccionar abrigos de mejor calidad, en la mayoría de los casos a su gusto personal y sin seguir patrón de uniformidad alguno.
Los pasamontañas, los guantes, los calcetines de lana y demás prendas que aislaran del frio se hicieron asimismo imprescindibles para este tipo de combates y en muchos casos se vio como la mala protección llevaba a congelaciones de extremidades que sólo se podían solucionar con la amputación.
Las dos nuevas figuras que forman esta serie que la Asociación Alabarda está haciendo sobre los combatientes de la Guerra Civil están dedicados a los soldados que formaron parte del Ejercito republicano en Teruel.
El que esta vez sean dos figuras en vez de una, se debe fundamentalmente a un error de interpretación por mi parte, ya que cuando me puse a modelar la figura de esta Serie no leí las opiniones que los socios de Alabarda hicieron sobre cómo debía ser la figura definitiva y me dejé llevar por las posibilidades que se comentaron al principio sobre hacer un soldado bien abrigado y comiendo de una lata de sardinas.
Cuando me di cuenta del error y que esta no era la figura que se había elegido, estaba casi terminada y no era una opción tirarla a la papelera, por lo que se decidió que formaría parte de la Serie como una edición especial dentro del año que la Asociación cumplía su XX aniversario.
La figura del soldado avanzando con el pasamontañas sería por así decir la opción correcta para esta Serie y la otra es un extra. Lo curioso, es que al final sin buscarlo, ambas pueden interactuar perfectamente variando la colocación de prendas y accesorios.
Como es habitual están modeladas a partir de sendos esqueletos de alambre de cobre en tamaño de 70 mm usando masilla epoxídica Epofer. Las armas son copias en metal de un Mauser modelado en esa escala y que evita tener que repetir este detalle en cada figura.
Como es habitual, dar las gracias a José Francisco Estévez Piriz por su magnífico trabajo en la pintura de la figura y que tan bien ha reflejado las duras condiciones de aquel invierno de 1937-1938.
Un saludo
Antonio Meseguer
La entrada Soldado republicano. Frente de Teruel 1937 se publicó primero en Alabarda WEB.
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