Asociacion Alabarda
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La idea era representar a un paracaidista alemán en unas ruinas durante la batalla de la imponente posición de Montecassino. Esta ciudad quedó totalmente arrasada por los continuos bombardeos y combates* de uno y otro bando.
Este episodio de la guerra fue uno de los que más combatientes costó tanto al bando alemán como al aliado: 80.000 y 105.000 respectivamente. A pesar de los esfuerzos de las tropas aliadas, los alemanes mantuvieron la posición durante tres costosas batallas de desgaste. Como dato curioso, para hacernos una idea de la envergadura de este episodio, sobre dicha ciudad y su monasterio, se arrojaron 309 toneladas de obuses y bombas incendiarias de 227 kg., así como 126 T. de bombas de 454kg. Constituyó la mayor demostración de fuerza aérea de la guerra hasta el momento. La batalla duró desde el 24 de Enero hasta el 18 de Mayo de 1944.
Con la figura ya preparada y montada, el siguiente paso fue planear, diseñar y realizar el terreno. Para ello, después de consultar varios libros sobre la batalla y muchas fotos originales de la contienda en Cassino y sus edificaciones, me decidí por hacer un esquinazo de un interior de una casa derruida dejando entrever alguna pared y parte de una puerta. La verdad es que últimamente estoy prestándole casi la misma atención a la figura que al terreno, es muy divertido fabricarlo y luego siempre queda distinto a lo que normalmente se suele ver poniendo el que viene de serie,* consiguiendo para nuestras piezas comerciales un cierto aire personal y exclusivo.
Para realizar la ambientación, utilicé parte de la pared bajita que suministra Andrea Miniaturas y el resto lo fabriqué con madera de balsa, escayola, piedras, acetato transparente (para simular el cristal roto) y tierra de diferentes grosores, así como una pasta comercial que apliqué en ciertas partes y que al secar simula perfectamente el aspecto de enfoscado de las paredes.
Para el color de la carne, utilicé una mezcla algo más oscura de la habitual, pero usando para ello los colores habituales que empleo en las carnes. El fin de este tono oscuro es porque, teniendo en cuenta la escala de la figura, la superficie a pintar de la cara se presta a realizar un degradado más desarrollado que en tamaños menores. Una vez finalizado por completo el rostro en el que la cantidad de colores fueron considerables tanto para las luces, las sombras y los tonos, pinté el casco para después pegarlo en su sitio, y continuar con el resto de la figura, tal y como hago habitualmente. Después de observar durante algún tiempo fotos reales de un casco paracaidista original de la batalla, me hice a la idea de que tendría que ser lo más fiel a esas fotos que mostraban un desgaste bastante acentuado, dejando ver incluso en algunas partes el metal del casco, así como su imprimación original en gris alemán.
Así por tanto, le di como base un color gris oscuro y luego con el tono de base para el color desierto, apliqué pinceladas algo maás aguadas, tapando en parte el color inicial. Una vez hecho esto, preparé en la paleta distintos colores tanto del tono base, como del color desierto.
Para simular tanto el granulado de la pintura, como los desgastes, los fui aplicando con un trocito de esponja, dando toquecitos con los distintos tonos según fuera conveniente. Con un repaso de óxido en los remaches laterales y traseros y un poco de metal en los bordes del casco, este quedaría terminado con un acabado muy similar al visto en las fotos.
Lo más complicado y tedioso de toda la decoración de la pieza es, sin duda, el blusón de salto, debido al esquema de camuflaje elegido; aunque con una buena información gráfica y un método de trabajo previamente estipulado, esta dificultad se reduce considerablemente.
Después de terminar el camuflaje que me llevó bastante tiempo, ya solo me quedaba pintar las distintas partes del equipo y el pantalón en el que debido al tamaño del mismo y siendo monocromático, solo tenía que ser más suave en las transiciones para no desmerecer el resto y no dar la sensación de haberlo pintado deprisa para terminar cuanto antes. Una vez pegada la figura a la base, solo faltaba ensuciar la parte baja, con los mismos colores que el terreno para darla por terminada.
Roberto Ramírez
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Este episodio de la guerra fue uno de los que más combatientes costó tanto al bando alemán como al aliado: 80.000 y 105.000 respectivamente. A pesar de los esfuerzos de las tropas aliadas, los alemanes mantuvieron la posición durante tres costosas batallas de desgaste. Como dato curioso, para hacernos una idea de la envergadura de este episodio, sobre dicha ciudad y su monasterio, se arrojaron 309 toneladas de obuses y bombas incendiarias de 227 kg., así como 126 T. de bombas de 454kg. Constituyó la mayor demostración de fuerza aérea de la guerra hasta el momento. La batalla duró desde el 24 de Enero hasta el 18 de Mayo de 1944.
Con la figura ya preparada y montada, el siguiente paso fue planear, diseñar y realizar el terreno. Para ello, después de consultar varios libros sobre la batalla y muchas fotos originales de la contienda en Cassino y sus edificaciones, me decidí por hacer un esquinazo de un interior de una casa derruida dejando entrever alguna pared y parte de una puerta. La verdad es que últimamente estoy prestándole casi la misma atención a la figura que al terreno, es muy divertido fabricarlo y luego siempre queda distinto a lo que normalmente se suele ver poniendo el que viene de serie,* consiguiendo para nuestras piezas comerciales un cierto aire personal y exclusivo.
Para realizar la ambientación, utilicé parte de la pared bajita que suministra Andrea Miniaturas y el resto lo fabriqué con madera de balsa, escayola, piedras, acetato transparente (para simular el cristal roto) y tierra de diferentes grosores, así como una pasta comercial que apliqué en ciertas partes y que al secar simula perfectamente el aspecto de enfoscado de las paredes.
Para el color de la carne, utilicé una mezcla algo más oscura de la habitual, pero usando para ello los colores habituales que empleo en las carnes. El fin de este tono oscuro es porque, teniendo en cuenta la escala de la figura, la superficie a pintar de la cara se presta a realizar un degradado más desarrollado que en tamaños menores. Una vez finalizado por completo el rostro en el que la cantidad de colores fueron considerables tanto para las luces, las sombras y los tonos, pinté el casco para después pegarlo en su sitio, y continuar con el resto de la figura, tal y como hago habitualmente. Después de observar durante algún tiempo fotos reales de un casco paracaidista original de la batalla, me hice a la idea de que tendría que ser lo más fiel a esas fotos que mostraban un desgaste bastante acentuado, dejando ver incluso en algunas partes el metal del casco, así como su imprimación original en gris alemán.
Así por tanto, le di como base un color gris oscuro y luego con el tono de base para el color desierto, apliqué pinceladas algo maás aguadas, tapando en parte el color inicial. Una vez hecho esto, preparé en la paleta distintos colores tanto del tono base, como del color desierto.
Para simular tanto el granulado de la pintura, como los desgastes, los fui aplicando con un trocito de esponja, dando toquecitos con los distintos tonos según fuera conveniente. Con un repaso de óxido en los remaches laterales y traseros y un poco de metal en los bordes del casco, este quedaría terminado con un acabado muy similar al visto en las fotos.
Lo más complicado y tedioso de toda la decoración de la pieza es, sin duda, el blusón de salto, debido al esquema de camuflaje elegido; aunque con una buena información gráfica y un método de trabajo previamente estipulado, esta dificultad se reduce considerablemente.
Después de terminar el camuflaje que me llevó bastante tiempo, ya solo me quedaba pintar las distintas partes del equipo y el pantalón en el que debido al tamaño del mismo y siendo monocromático, solo tenía que ser más suave en las transiciones para no desmerecer el resto y no dar la sensación de haberlo pintado deprisa para terminar cuanto antes. Una vez pegada la figura a la base, solo faltaba ensuciar la parte baja, con los mismos colores que el terreno para darla por terminada.
Roberto Ramírez
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