Asociacion Alabarda
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El Imperio Romano destacó por sus obras de arte y de ingeniería, de las que aún podemos apreciar multitud de ejemplos; su cultura, nuestro idioma no sería nada sin el latín; su organizado ejército, capaz de conquistar todo el mundo conocido; o sus instituciones, sus leyes aún perduran. No obstante, también destacó por su crueldad y falta de escrúpulos, el Estado promocionó la lucha de gladiadores o de fieras, en esta época se hizo celebre la famosa frase “pan y circo”.
Escuelas de gladiadores
El Empresario, dueño de la escuela, era el lanista que alimentaba y cuidaba a sus gladiadores en unas condiciones de extrema dureza.
Los gladiadores podían ser esclavos, prisioneros de guerra, condenados a trabajos forzados o a muerte, y en ocasiones, algún hombre libre, atraído por dinero, fama y gloria. Numerosos guardianes y servidores les vigilaban y cuidaban, impidiendo que se suicidaran o rebelaran.
Los que alcanzaban la fama, también conseguían mucho dinero, para ellos y para su lanista y, si lograban sobrevivir, podían alcanzar la libertad.
La lucha
Ave Cesar, morituri te salutant: En la arena se empieza con un desfile de gladiadores que acaba en la tribuna principal.
Calentamiento: Se lucha con armas de madera, los espectadores realizan sus apuestas y los gladiadores intentan ganarse al público.
Combate real: Se revisan las armas y se las dan a los contendientes que luchan por parejas. Alrededor de ellos pululan los “azuzadores”, encargados de herirlos o golpearlos si la combatividad decae.
Vencedor: Si el que había desfallecido o había caído herido había demostrado valor o destreza era perdonado con el pulgar hacía arriba al grito de mitte (¡despídele!). Sin embargo, cuando querían que muriera gritaban yugula (¡mátale!) con el pulgar hacia abajo.
Recogida: Al final, aparecían unos personajes disfrazados de Caronte (el barquero) o Mercurio (mensajero de los dioses) que pinchaban a los caídos para comprobar si habían muerto, en caso de seguir vivos acababan con ellos de un mazazo en la cabeza. Después los muertos eran retirados por cuadrillas de esclavos y la sangre se tapaba con arena limpia.
Anfiteatros
Edificios construidos ex profeso para la lucha de gladiadores, combates de animales salvajes o de hombres contra fieras. Disponían de celdas para albergar a los combatientes mientras esperaban su salida a la arena, trampillas y túneles para conducir a animales y/o fieras al exterior, e incluso, como en el Coliseo, canalizaciones de agua para inundar la arena y celebrar naumaquias (batallas navales).
En los anfiteatros los espectadores se disponían en gradas, según su importancia. En el Coliseo había cinco niveles de gradas, el primero era ocupado por los senadores, el segundo nivel por oficiales y funcionarios, el siguiente estaba destinado a soldados y ciudadanos, en el cuarto se acomodaban los pobres y los esclavos y en el último, las mujeres.
Alejandro Labourdette
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Escuelas de gladiadores
El Empresario, dueño de la escuela, era el lanista que alimentaba y cuidaba a sus gladiadores en unas condiciones de extrema dureza.
Los gladiadores podían ser esclavos, prisioneros de guerra, condenados a trabajos forzados o a muerte, y en ocasiones, algún hombre libre, atraído por dinero, fama y gloria. Numerosos guardianes y servidores les vigilaban y cuidaban, impidiendo que se suicidaran o rebelaran.
Los que alcanzaban la fama, también conseguían mucho dinero, para ellos y para su lanista y, si lograban sobrevivir, podían alcanzar la libertad.
La lucha
Ave Cesar, morituri te salutant: En la arena se empieza con un desfile de gladiadores que acaba en la tribuna principal.
Calentamiento: Se lucha con armas de madera, los espectadores realizan sus apuestas y los gladiadores intentan ganarse al público.
Combate real: Se revisan las armas y se las dan a los contendientes que luchan por parejas. Alrededor de ellos pululan los “azuzadores”, encargados de herirlos o golpearlos si la combatividad decae.
Vencedor: Si el que había desfallecido o había caído herido había demostrado valor o destreza era perdonado con el pulgar hacía arriba al grito de mitte (¡despídele!). Sin embargo, cuando querían que muriera gritaban yugula (¡mátale!) con el pulgar hacia abajo.
Recogida: Al final, aparecían unos personajes disfrazados de Caronte (el barquero) o Mercurio (mensajero de los dioses) que pinchaban a los caídos para comprobar si habían muerto, en caso de seguir vivos acababan con ellos de un mazazo en la cabeza. Después los muertos eran retirados por cuadrillas de esclavos y la sangre se tapaba con arena limpia.
Anfiteatros
Edificios construidos ex profeso para la lucha de gladiadores, combates de animales salvajes o de hombres contra fieras. Disponían de celdas para albergar a los combatientes mientras esperaban su salida a la arena, trampillas y túneles para conducir a animales y/o fieras al exterior, e incluso, como en el Coliseo, canalizaciones de agua para inundar la arena y celebrar naumaquias (batallas navales).
En los anfiteatros los espectadores se disponían en gradas, según su importancia. En el Coliseo había cinco niveles de gradas, el primero era ocupado por los senadores, el segundo nivel por oficiales y funcionarios, el siguiente estaba destinado a soldados y ciudadanos, en el cuarto se acomodaban los pobres y los esclavos y en el último, las mujeres.
Alejandro Labourdette
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